Víctimas de la ocupación sin fronteras (OVWB) es una asociación de víctimas estonias, letonas y lituanas de la ocupación y las deportaciones masivas, cuya misión es defender un tratamiento justo de la historia y la independencia de nuestros países.
Las deportaciones masivas, masacres de personas y otros crímenes de lesa humanidad llevados a cabo por la Unión Soviética en Estonia, Letonia y Lituania entre 1940 y 1941 y 1944-1991 son actos que no tienen ninguna justificación y han causado sufrimiento a cientos de miles de personas. Es lamentable que la sucesora de la Unión Soviética, la Federación Rusa, hasta ahora no haya pedido disculpas por estos crímenes e incluso continúe justificándolos y reincidiendo en ellos.
Justificar los crímenes de la Unión Soviética no solo pone en peligro un enfoque fáctico de la historia, sino también la seguridad de la Europa y el mundo de hoy. El mensaje de que el régimen estalinista era legítimo es también un llamamiento para repetir los crímenes históricos.
Nosotros, las víctimas de la ocupación de Estonia, Letonia y Lituania, nos comprometemos con la defensa de un tratamiento justo de la historia y la independencia de nuestros países. Nuestra tarea es recordar a nuestros amigos europeos y estadounidenses que la Federación Rusa, que justifica los crímenes de Stalin, no puede ser un socio confiable para los países occidentales democráticos. También en 1939-1940, la Unión Soviética, entonces aliada de la Alemania nazi, ocupó los Estados bálticos justificando la seguridad.
Nos comprometemos a defender la verdad en nuestras instituciones educativas nacionales y a contar nuestras historias en toda Europa trabajando con diferentes ministerios nacionales de educación y ayudando a desarrollar programas de enseñanza de historia. Nuestro objetivo es conmemorar a las víctimas de deportaciones masivas y otras víctimas inocentes. Creemos que sin recuerdos uno no puede aprender de los errores del pasado. Hoy estamos viendo horrores en Ucrania que esperábamos no volver a ver en nuestras vidas. Debemos asegurarnos de que la promesa de “nunca más” sea real.